Empresas logran subsidios
de crisis del terrorismo
Por Jim Lobe
Washington, DC, 6 nov (IPS)— Las grandes
empresas de Estados Unidos aprovechan la crisis causada por
los atentados del 11 de septiembre para obtener exoneraciones
fiscales y otros beneficios, advirtieron grupos ambientalistas,
sindicales y cívicos.
Los activistas presionan al Congreso para que
demore una serie de proyectos que, de ser aprobados, sólo aumentarían
las ganancias que las empresas más poderosas han acumulado en
las últimas ocho semanas.
“Desde el 11 de septiembre, los legisladores no
han hecho más que presentar proyectos para las empresas”, señaló
Ralph Nader, quien fuera candidato presidencial por el Partido
Verde el año pasado y es fundador de una red de grupos de defensa
de los consumidores y del interés público.
Pero las grandes compañías no se dejan amedrentar
por las críticas.
Las industrias de minería, energía, fármacos,
seguros y defensa han movilizado literalmente a cientos de cabilderos
para aprovechar el ambiente de crisis y obtener nuevas leyes
que les sean más favorables.
“Con la excusa de la seguridad nacional, asaltan
nuestros recursos federales y nuestros derechos democráticos,
mientras el Congreso se solidariza con los financistas de sus
campañas electorales a expensa de los contribuyentes”, dijo
Nader el lunes en una conferencia de prensa.
Los legisladores “envían a los trabajadores a
pelear y dejan desprotegidos a los desempleados, a los ciudadanos
privados de sus derechos, a las familias estadounidenses”, agregó.
Los activistas están especialmente indignados
por un proyecto de “estímulo económico” aprobado por la Cámara
de Representantes el 24 de octubre, que ofrece a las grandes
empresas 212.000 millones de dólares en exoneraciones de impuestos
y beneficios relacionados.
La versión del Senado ofrece unos 220.000 millones
de dólares en exoneraciones fiscales, en su mayoría destinadas
a los contribuyentes de mayores ingresos y a algunas de las
mayores compañías del país.
“¿Quién hubiera pensado que una emergencia nacional
desataría este frenesí en las empresas y los millonarios?”,
preguntó Robert McIntyre, director del grupo Ciudadanos por
la Justicia Fiscal.
Las compañías aéreas fueron las principales beneficiarias
de la bonanza legislativa posterior al 11 de septiembre.
El Congreso aprobó un paquete de rescate de 15.000
millones de dólares para las líneas aéreas antes de que el polvo
se hubiera asentado sobre los escombros de las torres gemelas
de Nueva York, mientras unos 15.000 empleados de esas mismas
empresas eran despedidos.
Cuando se solicitó 2.500 millones de dólares en
beneficios ampliados de desempleo, capacitación laboral y atención
de la salud para esos trabajadores, senadores republicanos respaldados
por el presidente George W. Bush obstruyeron el proyecto hasta
su colapso.
“El paquete de rescate no ayuda a los trabajadores
ni a los pasajeros”, señaló John Passacantado, director de la
sección estadounidense de Greenpeace. “Y no me siento más seguro
en los aviones que antes del 11 de septiembre”, agregó.
La indignación por las ganancias excesivas de
las grandes empresas está en aumento, tanto en el Congreso como
en los principales medios de comunicacion.
Mientras el rescate para las líneas aéreas se
aprobó fácilmente a principios de octubre, la Cámara de Representantes
se dividió por partidos con respecto al proyecto de exoneraciones
fiscales.
“En un momento en que la población es exhortada
a hacer sacrificios por el bien común, la idea de estadounidenses
millonarios haciendo fila para obtener una reducción de sus
impuestos resulta espantosa”, comentó el diario The New York
Times un día después de la aprobación de la ley, por 216 votos
contra 214.
“Los depredadores de Washington recurren a sus
viejos trucos en busca del lucro privado a expensas públicas”,
declaró Bill Moyers, un destacado productor de documentales
de televisión y secretario de prensa durante la presidencia
de Lyndon Johnson (1963-1969).
“Ellos lucran con esta espantosa tragedia provocada
por el terrorismo”, acusó Moyers.
Incitado por las empresas de energía que financiaron
en gran parte su campaña, Bush renovó sus esfuerzos para hacer
aprobar un proyecto de ley que permitiría la exploración petrolera
en el Refugio Nacional de Fauna del Artico y ampliaría el uso
de la energía nuclear.
Grupos ambientalistas, partidarios de la conservación
del Refugio y del desarrollo de fuentes limpias de energía,
señalaron que las estaciones de energía nuclear y los oleoductos
son especialmente vulnerables a ataques terroristas.
“El gobierno y muchos congresistas impulsan políticas
de energía que debilitarían la seguridad nacional”, afirmó Brent
Blackwelder, presidente del grupo Amigos de la Tierra.
Fox indulta a ambientalistas
Por Diego Cevallos
Mexico, 11 nov (IPS)— Dos campesinos ambientalistas
mexicanos declarados presos de conciencia por la organización
de derechos humanos Amnistía Internacional fueron indultados
por el presidente Vicente Fox.
Al decretar el jueves la liberación de Rodolfo
Montiel y Teodoro Cabrera, Fox dijo que actuaba en función de
los compromisos en materia de derechos humanos y justicia que
contrajo al asumir la Presidencia en diciembre.
Los campesinos, fundadores de una organización
ambientalistas en zonas montañosas del meridional estado de
Guerrero, fueron detenidos en mayo de 1999 por soldados y, según
sus abogados, torturados e inculpados falsamente.
En la cárcel, los detenidos recibieron numerosos
galardones, entre ellos el premio Goldman, considerado un Nobel
de los ambientalistas.
Semianalfabetos y pobres, Montiel y Cabrera, enfrentados
con empresarios madereros por su oposición a la tala de bosques,
fueron sentenciados a seis y 10 años de prisión, respectivamente,
por siembra de marihuana y posesión de armas.
Activistas de derechos humanos vincularon la liberación
de los campesinos con la conmoción internacional causada por
el asesinato de la abogada Digna Ochoa, que fue muerta el 19
de octubre en sus oficinas de la capital.
Ochoa defendió en las primeras etapas del proceso
a los campesinos inculpados y había recibido numerosas amenazas.
La organización de derechos humanos Miguel Agustín
Pro Juárez, en que trabajó Ochoa, atribuyó el asesinato de la
abogada a militares y grupos vinculados a la tala de bosques
en el estado de Guerrero.
Ninguna de las apelaciones interpuestas por los
abogados de Miguel Agustín Pro Juárez para la revisión del caso
contra Cabrera y Montiel fue apoyada por los jueces.
El gobierno de Ernesto Zedillo (1994-2000), último
presidente perteneciente al Partido Revolucionario Institucional
en 71 años, sostuvo que militares y jueces actuaron de acuerdo
con la ley en el caso.
“Tomando en cuenta las peticiones de diversas
organizaciones sociales, (...) la opinión emitida por el grupo
de trabajo sobre la detención arbitraria de la Organización
de las Naciones Unidas, así como las condiciones de salud de
los sentenciados, giré instrucciones para su liberación”, declaró
Fox.
“Con estas acciones mostramos, en los hechos,
el compromiso de mi gobierno con la promoción y la observancia
de los derechos humanos en nuestro país”, añadió.
Tras el asesinato de la abogaba Ochoa, el gobierno
de Fox recibió múltiples muestras internacionales de condena,
entre ellas declaraciones del Departamento de Estado (cancillería)
de Estados Unidos y de la Unión Europea.
Además, con el revuelo internacional causado por
el asesinato de Ochoa cobró nueva vida el caso de los ambientalistas
presos.
La organización Agustín Pro Juárez anunció en
julio que presentaría el caso de Montiel y Cabrera ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, pues, según afirmó, el gobierno
de Fox no habría hecho lo suficiente para subsanar la injusticia
a la que se sometió a los campesinos.
Luego de la muerte de Ochoa, el gobierno llamó
a representantes de la organización, dirigido por la orden católica
de la Compañía de Jesús, para establecer una mesa de trabajo
conjunta sobre derechos humanos.
En el diálogo se habría acordado la liberación,
vía indulto presidencial, de los campesinos ecologistas.
Además, el gobierno dispuso protección policial
para cinco activistas de derechos humanos, quienes, al igual
que Ochoa, recibieron amenazas de muerte.
Según trascendió, una de las primeras acciones
que realizaron Montiel y Cabrera tras dejar la cárcel fue viajar
del estado de Guerrero a la capital para declarar ante la Procuraduría
de la ciudad por el caso de la abogada Ochoa.
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