Hambre en el país de la opulencia
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Un sentimiento antiyanqui que viene de
lejos
Por Mario Osava
Rio De Janeiro, Brasil, 26 de marzo (IPS) América Latina
no resucita el ánimo anti-estadounidense del pasado por la invasión
de Iraq, sino que ese ataque hizo estallar un sentimiento que venía
creciendo en los últimos tiempos, según analistas.
Esa tendencia se manifestó en la elección de los presidentes
Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, y Lucio Gutiérrez,
de Ecuador, y refleja el fracaso de cierta política del Fondo
Monetario Internacional (FMI) que en general se le ha atribuido a Estados
Unidos, dijo a IPS Ricardo Israel, ex director del Instituto de
Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.
El nuevo antiimperialismo se alimenta también de las posiciones
de Washington en la negociación del Area de Libre Comercio de las
Américas y de su reacción unilateral a los ataques terroristas
del 11 de septiembre de 2001, según Clovis Brigagao, director del
Centro de Estudios Americanos, de Río de Janeiro.
Con ese diagnóstico coincidió Marcos Coimbra, director del
brasileño Instituto Vox Populi, de estudios de opinión pública.
No hay encuestas sobre eso en Brasil, pero es visible el sentimiento
revelado en actos contra la guerra, evaluó para IPS.
Las raíces de ese cambio son anteriores, y se deben
al conjunto de políticas denominado neoliberalismo,
de apertura comercial, privatización y desnacionalización
de la economía, cuyos resultados no satisfactorios reforzaron el
nacionalismo en desmedro de Estados Unidos, señaló.
Ese sentimiento también fue estimulado por las críticas
contundentes de Lula a la guerra y a las políticas estadounidenses.
Pero entre los brasileños hay una ambivalencia, una mezcla
de hostilidad y admiración hacia Estados Unidos, destacó
Coimbra.
Las actuales manifestaciones antibélicas son distintas que las
de los años 60 y 70, porque el antiimperialismo del pasado era
exclusivo de la izquierda, y el de ahora es de todos, la derecha
también critica a Estados Unidos, observó Newton Carlos,
un veterano comentarista internacional en televisión y diarios
de Brasil.
Un ejemplo es la cobertura de la guerra por los grupos de comunicación
Globo y Estado de Sao Paulo, siempre identificados con el sector conservador
del país, apuntó.
El diario O Globo publica desde el 20 de este mes un suplemento especial
titulado La guerra de Bush.
Las políticas del presidente estadounidense George W. Bush, y en
especial el ataque a Iraq, afectan el prestigio de Estados Unidos
y la reacción es contra el país, sin mucha distinción
entre gobierno y pueblo, ya que la población estadounidense apoya
la guerra, opinó Carlos.
Pero justamente en Cuba, que sufre el bloqueo económico de Estados
Unidos hace cuatro décadas, se hace el mayor esfuerzo en establecer
esa distinción.
Hace años que no se quema una bandera estadounidense en ese país,
un acto de protesta que pasó a ser frecuente en los últimos
días en muchos países latinoamericanos.
Apedrear embajadas de Estados Unidos y locales comerciales de firmas de
ese país, promover el boicot de sus productos y empresas e insultar
a Bush también se ha vuelto habitual en las manifestaciones de
la región contra la invasión de Iraq.
En Buenos Aires, Quito, Sao Paulo y México, entre otras grandes
ciudades, hubo agresivas acciones contra símbolos estadounidenses,
y embajadas y consulados tuvieron que ser protegidos por la policía.
En Quito, activistas pintaron las vidrieras de locales de la firma de
transporte aéreo de pasajeros American Airlines y las cadenas de
comida rápida Pizza Hut y McDonald´s, además de arrojar
huevos contra ellas, en una manifestación realizada el 20 de este
mes, en la cual participaron más de 5.000 personas.
La ampliación del sentimiento antiestadounidense en Argentina fue
reconocida por 58 por ciento de las personas entrevistadas por el instituto
Graciela Romer y Asociados en diciembre pasado. En este mes el índice
subió a 71 por ciento, y entre los jóvenes llegó
a 80 por ciento.
En la encuesta de este mes, 89 por ciento de los consultados se opusieron
a la eventual participación argentina en la guerra.
Eso pone en dificultades el ex presidente argentino Carlos Menem (1989-1999),
candidato en las elecciones presidenciales que se prevé realizar
el 27 de abril. En 1991, Menem apoyó a Estados Unidos en la Guerra
del Golfo, e incluso aportó dos buques de guerra a la alianza contra
la invasión iraquí de Kuwait.
Votar a Menem es ir a la guerra, afirmó Elisa Carrió,
del partido Alternativa por una República de Iguales y también
postulante a la presidencia.
La actual mayoría antibélica y antiestadounidense en Argentina
que sugieren las encuestas surgió en terreno abonado por la grave
crisis socioeconómica que sufre ese país desde hace más
de un año y medio, ya que Washington se ha negado a facilitar acuerdos
con el FMI y el Banco Mundial, según el analista Rosendo Fraga.
Pero el repudio a la guerra en América no se expresa en movilizaciones
masivas, y sólo hay focos de activismo antibélico en Argentina
y Brasil, afirmó Rodolfo Fernández, director de estudios
internacionales del Instituto Tecnológico de México, en
entrevista con IPS.
Los mexicanos tienen con su vecino del norte una relación esquizofrénica,
pues por un lado creen que Estados Unidos es el origen de la mayoría
de sus males, y por otro envidian y buscan el american way of life,
(estilo de vida estadounidense, en inglés), sostuvo.
Sin embargo, 82 por ciento de los mexicanos consultados en una encuesta
opinaron que el presidente Vicente Fox debe mantener un firme rechazo
a la guerra.
El chileno Israel previó que la evolución de la opinión
pública dependerá de la duración de la guerra, del
grado de adhesión a Saddam Hussein que muestren los iraquíes
y de que se encuentren o no en Iraq las armas de destrucción masiva
cuya existencia fue invocada por Washington para lanzar el ataque.
Pero aunque las tropas británico-estadounidenses muestren depósitos
de armas prohibidas en Iraq, siempre quedará la legítima
duda de si se trata de montajes de la CIA (Agencia Central de Inteligencia
de Estados Unidos), porque el gobierno de Bush ya violó leyes internacionales
y no conoce la ética, opinó María Céspedes,
estudiante universitaria de Santiago.
* Con aportes de Dalia Acosta (Cuba), Diego Cevallos (México),
Gustavo González (Chile), Kintto Lucas (Ecuador) y Marcela Valente
(Argentina).
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Hambre en el país de la opulencia
Por Haider Rizvi
Ciudad de Nueva York, Nueva York, 26 de marzo (Tierramérica)
Mientras Estados Unidos protagoniza una costosa guerra contra Iraq, 30
millones de estadounidenses sufren hambre, entre ellos 12 millones de
niños, dijo a Tierramérica Anuradha Mittal, codirectora
del Instituto de Políticas sobre Alimentación y Desarrollo,
con sede en California.
Casi 33 millones de habitantes de Estados Unidos viven debajo de la línea
de pobreza, según el último informe de la gubernamental
Oficina de Censos, que identificó a niños y niñas,
madres solteras y ancianos como los sectores con mayor riesgo de sufrir
hambre.
De acuerdo con esos datos oficiales, la proporción de pobres aumentó
de 11,3 en 2000 a 11,7 de los 281 millones de habitantes en 2001. Ese
porcentaje casi se duplica en las comunidades negra e hispana.
El gobierno de George W. Bush pretende asignar este año unos 400
mil millones de dólares al presupuesto de defensa, mientras destina
sólo 16.000 millones a la asistencia social, advirtió Mittal,
cuyo instituto promueve el desarrollo sustentable y la justicia alimentaria
mundial.
Tras iniciar la guerra contra Iraq el 20 de este mes, Bush estimó
que ésta tendría un costo aproximado de 75.000 millones
de dólares.
La invasión dirigida por Bush no es solamente una guerra
contra Iraq, sino una guerra contra la gente pobre de Estados
Unidos, señaló. Quieren financiar la guerra
con recortes en los gastos de salud y educación de los niños,
añadió.
El derecho a la alimentación, la vestimenta, la vivienda,
la educación, la salud y el empleo son fundamentales para la supervivencia.
La pobreza, las enfermedades y el analfabetismo menoscaban la dignidad
humana con tanta eficacia como las dictaduras militares, apuntó
Mittal, experta en el sistema mundial de distribución de alimentos.
La activista recordó que el Senado de Estados Unidos aún
no ratificó el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales aprobado en el marco de la Organización de
las Naciones Unidas en 1966 y firmado por este país durante el
gobierno de Jimmy Carter (1977-1981).
Hispanos y negros, las minorías étnicas más numerosas
con 37 y 36 millones de personas, respectivamente, sufren dificultades
económicas a causa de problemas educativos, según el Instituto
de Políticas Públicas, organización no gubernamental
radicada en California.
El lento progreso económico de los estadounidenses de origen
mexicano es un problema muy serio de política pública,
dijo el investigador del Instituto Jeffrey Grogger, profesor de la Universidad
de California.
Encontrar mecanismos para cerrar la brecha entre los mexicano- estadounidenses
y la población blanca será un largo proceso, según
Grogger.
La Oficina de Censos calculó que 37 por ciento de los hogares encabezados
por mujeres hispanas la mayoría mexicanas vive en la
pobreza.
Entre 1991 y 1998, más de siete millones de inmigrantes ingresaron
en Estados Unidos. Tres millones procedían de América Latina,
la mayoría de México. La desigualdad económica también
afecta a los inmigrantes originarios de todos los países latinoamericanos.
He estado limpiando casas en los últimos 15 años,
dice Isabel, nacida hace más de 50 años en República
Dominicana y madre de dos hijos. Quiero regresar a mi país,
pero no puedo. Necesito más dinero. El dinero está aquí.
Isabel y sus hijos carecen de seguro médico, al igual que casi
40 millones de habitantes no blancos de Estados Unidos, que obtienen un
salario mínimo en diferentes sectores de actividad y oficios.
En una ciudad como Nueva York, donde residen muchos inmigrantes, Isabel
no es la única con problemas económicos. Allí hay
decenas de miles de desempleados, muchos viviendo en las calles sin siquiera
figurar en las estadísticas de la Oficina de Censos.
El alcalde neoyorquino Michael Bloomberg, un millonario perteneciente
como Bush al Partido Republicano, desea que la ciudad haga más
con menos, y redujo los empleos públicos ofrecidos en el
verano a jóvenes de clase obrera de 36.000 en 2002 a 5.600 este
año.
El hambre lleva a nuestra nación a perder conocimientos,
inteligencia y productividad (...). No sólo afecta a los niños
pobres y a sus familias, sino al futuro de Estados Unidos, sostuvo
el no gubernamental Instituto para la Política Alimentaria.
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